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El campeón de todos
Cada estrella rojinegra brilla con alguna particular que la distingue del resto. La segunda, la de 1988, tuvo por un lado la particularidad de que fue obtenida por un plantel y hasta un cuerpo técnico integramente nacido del club. Y por supuesto, es innegablemente recordada por un estilo de juego al que no pocos catalogan como el más vistoso de la rica historia leprosa.
La fábrica de cracks que había iniciado Griffa con su admirable trabajo en las inferiores ya daba que hablar en todo el país, y un sólido Newell's venía arrastrando por aquellos años la cuenta pendiente de plasmar aquel equipazo del "fútbol verdad" con un título. Aquella temporada, el equipo del Piojo Yudica sometía a Boca con 5 goles en la propia Bombonera y más tarde en el Parque. También River padeció el poderío rojinegro en ambas condiciones.
Llegaba entonces, tras un largo y exitoso andar, el 21 de Mayo de aquel 1988 en donde Newell's enfrentaba a Independiente en el Parque. Había que ganar y si San Lorenzo, su más inmediato perseguidor, perdía con River, la vuelta sería un hecho, coronándose campeón a falta de dos fechas para la finalización.
Esa tarde el más grande del interior se floreó convirtiéndole nada menos que 6 goles al rojo, y cuando River puso el 4 a 2, la espera llegó a su fin y las tribunas rebalsaron literalmente para copar todo el campo de juego y festejar un postergado y más que merecido título. Ese mismo año y con ese mismo equipo, Newell's se convirtió en el primer club del interior del país en alcanzar una final de Copa Libertadores, llevando al rojinegro a la cúspide del fútbol continental.
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